NOMBRE: Where the wild things are.
GENERO: Fantasía.
PAÍS: USA.
DIRECTOR: Spike Jonze.
FECHA DE ESTRENO: 2009.
DURACIÓN: 101 minutos.
Esta es una adaptación del clásico libro para niños de Maurice Sendak, donde Max, un pequeño desobediente que es enviado a la cama en contra de su voluntad, crea su propio mundo: Un bosque habitado por salvajes criaturas feroces que nombran a Max como su rey.
Llegué hasta esta película gracias a una frase que una amiga me compartió "Te quiero tanto que podría comerte". Resultó ser algo que le decía a menudo a alguien, así que a esta misma persona le hablé sobre la película y accedió a verla conmigo. Nos pusimos manos a la obra y terminamos adentrándonos al mundo de Max y sus amigos con cierto gusto de mi parte, a pesar de algunas advertencias que recibí de mi madre diciendo que no era nada buena.
En si lo primero que noté fue la imagen. Tengo que admitir: Una bonita coloración en el film puede llegar a ganarse muchos puntos conmigo. Los personajes también son muy particulares, pues a medida que los minutos pasan y avanzamos con la historia, descubrimos que Max puede llegar a ser muy infantil, irritante pero inocente, y que sus amigos los monstruos son muy parecidos a él (Después de todo cada uno simboliza algunos de los miedos que los niños de la edad de Max suelen tener). Encontré divertido como este pequeño ha preferido resguardarse en un mundo creado por si mismo que afrontar la realidad, porque me hizo sentir identificada con quien soy ahora: Él no quiere crecer y esto le ha traído problemas. Parece de maravilla una vez llega y endulza a los extraños para que lo hagan su rey, pero las cosas no siempre pueden ser así, como uno "desea". Hay que adaptarse a las situaciones y continuar. A mi parecer esta es la mejor enseñanza de la historia.
Ahora, la segunda cosa que me gustó mucho fueron los efectos especiales, pues no utilizaron una sola "técnica" sino varias. Es diferente; no sueles ver una película hecha así. El resultado les da un toque de irrealismo a los monstruos que amé. Finalmente otro detalle que llamó mi atención fue que llegué a encontrar partes que me causaron un poco de... ¿miedo? Fue una reacción interesante porque es lo que debería de inspirar en Max y curiosamente en mi lo logró, además que me mantuvo a la expectativa en cada minuto... Pero bueno, ya es algo personal porque sé que soy muy impresionable para algunas cosas.
Hay tantos momentos de los que podría hablar pero no acabaría esta entrada, así que igual me gustaría que todos la vieran. Estoy consciente que es de esas películas o historias que metería en un cajón porque sé que "no son para todos" pues algunas personas, como mi mamá, la encontrarán aburrida y no podrán siquiera terminarla, ¡pero me arriesgaré a recomendarla! Hay que recordar que está basada en un cuento para niños, y que hay que verla con la mente centrada en ello.
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